martes, 29 de enero de 2013

1634 - La lampariña del Santísimo que se apagó




Cuando en 1634, en Quito, Sor Mariana de Jesús Torres
rezaba ante el Santísimo Sacramenta, súbitamente la lámpara que ardía en el altar se apagó. Al intentar reencenderia, una luz sobrenatural inundó la Iglesia.

"Hija querida de Mi corazón, soy María del Buen Suceso, tu Madre y Protectora: La lámpara que (...) viste apagarse tiene mucho significado (...).

"(...) que en el siglo XIX --al concluirse-- y seguirá gran parte del siglo XX cundirán en estas tierras, entonces República libre, varias herejías. Se apagará la luz preciosa de la Fé en las almas por la casi total corrupción de las costumbres. En ese tiempo habrá grandes calamidades físicas, morales, públicas y privadas. El corto número de almas en las cuales se conservará el culto de la Fé y de las virtudes, sufrirá un cruel e indecible padecer, al par que prolongado martirio.

(...) en esos tiempos estará la atmósfera repleta del espíritu de impureza el que, a manera de un mar inmundo, correra por calles, plazas, sitios públicos en una libertad asombrosa de manera que no habrá en el mundo almas vírgenes.

(...) los sacerdotes se descuidarán de su sagrado deber, perdiendo la Brújula Divina, se desviarán del camino trazado por Dios. (...)

(...) Para libertar de la esclavitud de estas herejías, necesitan gran fuerza de voluntad, constancia, valor y mucha confianza en Dios, aquellos a quienes destinará para esta restauración el amor misericordioso de mi Hijo Santísimo. Para poner a prueba en los justos esta Fé y Confianza llegarán momentos en los cuales, al parecer todo estará perdido y paralizado, y entonces será feliz principio de la restauración completa (...) Es llegada mi hora, en la que Yo de una manera asombrosa destronaré al soberbio Satanás, poniéndole bajo mi planta, encadenándole en el abismo infernal, dejando por fin libre a la Iglesia y a la Patria de esa cruel tiranía".


Fuente: "El Ecuatoriano", Quito, 4 de Abril de 1951.

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